lunes, 28 de octubre de 2013

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA NOVELA DEL 98

El Árbol De La Ciencia es una novela escrita por Pio Baroja, autor que es considerado uno de los miembros de la Generación del 98. Este grupo de escritores recibe el nombre por el año de la pérdida de las colonias de Ultramar. Todos ellos se caracterizan por la crítica a la decadencia política y social española. En esta obra el escritor, al mismo tiempo que narra la vida de Andrés Hurtado, da una visión pesimista de la época en la que él vivía.

Como indicó Ortega y Gasset, en la novela, además de la dimensión autobiográfica se hace visible el asfixiante clima de la sociedad en la época. Esto se refleja cuando Andrés entra en la universidad y posteriormente cuando está de alumno interno en el Hospital General. Todo esto le sirve al autor para criticar el atraso de la universidad en España, la falta de preparación de algunos profesores y la poca sensibilidad de algunos médicos...                                                                                                           

Otro de los rasgos de la Generación del 98 que se puede observar en la novela es el conflicto existencial y filosófico como se ve, sobre todo, en el capítulo octavo de la primera parte en el que el protagonista, hablando con su tío Iturrioz, menciona con pesimismo que la vida es una cacería horrible y que la justicia es una ilusión humana. Otra de las características de este grupo es la influencia de filósofos como Kant, Nietzsche o Schopenhauer y Baroja habla de ellos a través de otra conversación entre Andrés y su tío.         

También por medio de estos dos personajes conocemos el tema de la pérdida de las colonias. El protagonista se indigna por la indiferencia de la gente al conocer la noticia y se lamenta del poco patriotismo que tienen los españoles ante esta desgracia, ya que siguen yendo a los toros y al teatro sin alterarse.

Resumiendo podemos decir que en esta obra aparecen los rasgos que caracterizan a la Generación del 98: preocupación por el problema de España, conflictos existenciales y filosóficos y el sentido de la vida. 




domingo, 13 de octubre de 2013

LA TRAGEDIA DE LA INMIGRACIÓN ILEGAL

Ayer, 12 de octubre, cerca de Lampedusa naufragó otra barcaza en la que se encontraban unas 300 personas. Las autoridades señalan que los muertos se elevan a 34 personas, entre ellas unos 10 niños. A pesar de las grandes dificultades debido a la noche y porque el suceso se había producido en alta mar el resto pudo ser rescatado gracias a la colaboración de la Marina italiana y la Marina maltesa. 




Cada vez son más las personas dispuestas a jugarse la vida por intentar abandonar sus países en los cuales hay graves problemas de inestabilidad política y de pobreza extrema. Muchos de ellos, en gran mayoría africanos y Oriente próximo, intentan hacerlo a través del mar en condiciones inhumanas y habiendo invertido lo poco que tienen en pagar esa única opción que les queda.
Los inmigrantes fallecidos durante este mes cerca de Italia, son una quinta parte de los que mueren cada año en el Mediterráneo, ya que según las Naciones Unidas se ahogan unos 1.500. Debido a estas últimas cifras se han manifestado algunas voces contra la actitud de los países Europeos, como por ejemplo el Papa que señaló que era una vergüenza.
Es evidente que el problema de la inmigración ilegal es muy difícil de resolver. La isla de Lampedusa y Malta no tienen la capacidad de poder acoger a tanta gente como les llega, pero lo que no es de recibo es que haya leyes que vayan en contra de los derechos humanos y que prohíban prestar ayuda a personas que están a punto de perder la vida. Por lo tanto estas leyes deberían ser retiradas y la Unión Europea y las Naciones Unidas deberían tratar de intentar frenar de algún modo estas salidas masivas de ilegales. Así por ejemplo Marruecos llegó a un acuerdo con la Unión Europea en el que se comprometía a readmitir a los ilegales que llegasen a Europa a cambio de que Bruselas concediera más visados.
En resumen, los países deberían estar concienciados de que los acuerdos con los países de los que proceden las migraciones son imprescindibles y que mientras no lleguen, lo humanitario debería estar por encima de todo.





martes, 1 de octubre de 2013

UN CURSO DECISIVO


Comienza el curso, el estrés de segundo de bachiller y el nivel empiezan a pesar. El año en el que más veces oiremos la palabra "selectividad" está en marcha y los alumnos intentamos ir habituándonos a cada profesor y sus respectivas asignaturas. 
Es el curso en el que decidiremos nuestro futuro, por eso los nervios están a flor de piel. Aunque a veces nos dejemos llevar, somos conscientes de la importancia y la repercusión que puede tener  en nuestras vidas. El día a día es la clave  ya que ir haciendo deberes  y estudiando diariamente es fundamental, sin tener que dejar las cosas para el último instante, como los cursos anteriores.
Será un curso en el que tendremos que tomar muchas decisiones que afectarán a nuestras vidas: elección de carrera, ciudad en la que cursarla y dejar de lado algunas aficiones por las obligaciones.
Por lo tanto, tendremos que dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento, para sacar buenas notas tanto en el colegio como en selectividad y poder acceder a la carrera deseada.