La dependencia de la tecnología es un problema muy común en
estos tiempos que corren. Dentro ésta me voy a centrar en la relación de los jóvenes con Internet y los teléfonos móviles.
El uso de la tecnología no es malo, pero en el colectivo
juvenil, se hace un uso excesivo de ella. Según un informe de “La telefonía móvil
en la infancia y adolescencia” el 80% de los jóvenes disponen de un teléfono de
última generación y el 44% de ellos lo usa entre 3 y 4 horas diarias”. Aparte de
este dato, hace unos días emitieron una noticia en el telediario en la que se decía que de media consultamos el móvil
150 veces al día.
Todos estos datos
reflejan realmente la dependencia que tenemos hacia la tecnología, por lo que ¿Qué
nos ocurre cuando estamos sin ella? Sin estos aparatos nos pueden ocurrir 3
cosas entre otras: ansiedad, aburrimiento y aislamiento. La ansiedad la podemos
ver por ejemplo, cuando aplicaciones como WhatsApp se bloquean y la gente no
puede aguantar sin ellas. El aburrimiento, en el momento en el que no se puede jugar o informarse de algo y
aislamiento de la gente que también depende de la tecnología. El aislamiento, lo podemos ver de otra manera,
cuando la tecnología te aísla del mundo. En España no se ha dado el caso, pero
en Japón se ha desarrollado un fenómeno llamado Hikikomori en el que se
observan trastornos de personalidad como la timidez o agorafobia.
Estos problemas
generados por la dependencia de la tecnología están ya estudiados, pero muchos
otros están en proceso como posibles
enfermedades , por ejemplo: tumores cerebrales, problemas en los dedos pulgares
y problemas visuales.
Otro de los posibles trastornos, es la adicción que esta
produce ya que se siente la necesidad de
estar conectado a todas las horas, la desazón por dejarlo olvidado, cambios de humor
o incluso más graves como el alejamiento
de la familia o el fracaso escolar. Hablando sobre el último , como experiencia
personal puedo decir que un amigo se compró un móvil de última generación y por
el uso que hizo de él, tuvo unos resultados académicos muy bajos.
Respecto a la adicción, la antropóloga argentina Rosalía Winocur
senñaló: “la angustia de la desconexión es una adicción. Hasta los 90 en las películas
los personajes fumaban, ahora todos tienen celular. De la misma manera en el
que el cigarrillo es un ansiolítico socialmente aceptado, el celular también lo
es. Las redes controlan la ansiedad y se vuelven redes de sometimiento.” Esto quiere
decir, que el tener móvil hace que los jóvenes se calmen , controlen su ansiedad y puedan
entrar en los círculos de las redes de
las que se sienten pàrtícipes aunque estén sometidos y dependan de ellas.
A pesar de todo esto, creo que se puede vivir sin estar
pegado al móvil todo el día, ya que yo el año pasado no disponía de él entre
semana debido a que mi padre me lo confiscaba hasta el fin de semana y he logrado sobrevivir. Pero ya lo dijo Einstein: “Temo el
día en el que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una
generación de idiotas.” Y poco a poco a eso es a lo que estamos llegando.
En conclusión, no podemos ir en contra del progreso y de la tecnología,
sino que la debemos usar coherentemente, ya que el mal uso lleva al abuso y el
abuso a la dependencia.