La casa de Bernarda Alba fue la última
obra teatral escrita por Federico García Lorca y se ha considerado su obra
cumbre. El teatro de Lorca, debido a su compromiso social, profundidad y
continua evolución, se aleja del teatro dominante de la época, un teatro
superficial y comercial, cuyo máximo representante es Benavente. Esta obra se llevó a escena tras su muerte y
es una buena muestra de la preocupación social que refleja la creación teatral
lorquiana en su última etapa.
Esta tragedia debido a su
preocupación social: marginación de la
mujer, hipocresía, desigualdad social se puede incluir dentro de la
segunda etapa de la generación del 27, que es la que se extiende desde el año
que da nombre a la generación hasta el año del comienzo de la Guerra Civil,
1936.
Los temas característicos de la
generación del 27 son: el amor, la muerte, el destino… Todos ellos aparecen
desarrollados por García Lorca en este drama ya que la obra, como tema
principal, desarrolla el enfrentamiento
entre la moral autoritaria representada por Bernarda y el deseo de libertad
representado por Adela. Este llega a su máximo enfrentamiento cuando Adela por
intentar vivir su amor se revela contra su madre rompiéndole el bastón, símbolo
del autoritarismo. Esta libertad dura poco debido al suicidio de Adela.
El amor se ve reflejado como el
desencadenante de la tragedia final ya que casi todas las hijas de Bernarda están
enamoradas de una manera u otra de Pepe el Romano y los celos de Martirio conducirán
a que su madre encuentre a Adela con Pepe y le dispare, lo que provocará el
suicidio de Adela. La muerte está presente desde el primer momento ya que
comienza la obra con la muerte de Antonio María Benavides, padre de las cuatro
hijas menores y concluye como ya hemos visto con la muerte de la hija menor. Desde
el inicio, tras la muerte del padre, se puede ver el destino adverso que le
espera a su familia con los ocho años de
luto y encierro impuestos por Bernarda.
Este destino lo quiere romper Adela pero no puede y se supone que, lo que logrará con
su muerte, es que su madre endurezca más
la situación debido a que lo que único que parece que le importa es la honra,
es decir, que todo el mundo crea que su
hija ha muerto virgen.
Los autores de la generación del
27 se expresaban fundamentalmente a través de la poesía. Lorca, uno de los mayores
poetas de la literatura castellana en La Casa de Bernarda Alba la poesía en
distintas ocasiones: la canción de los segadores, la letanía y la canción de
cuna que canta María Josefa, pero también una característica de esta obra
teatral es que utiliza que en el habla de los personajes hay rasgos de lenguaje
coloquial y figuras literarias como comparaciones “la voz que parecía un cántaro
de agua”, metáforas: “la casa es un convento o un presidio”, “Martirio es un
pozo de veneno”… Por último también se pueden
encontrar numerosos símbolos característicos de la lírica de Lorca y de su
generación: luna como símbolo de muerte, erotismo, fecundidad y belleza; la simbología
de los colores : blanco, alegría, vida
,libertad; negro, tristeza, odio, muerte.
Por lo tanto
La casa de Bernarda Alba por los temas que desarrolla, el contenido social y por la visión de la realidad de forma poética que Lorca muestra se puede considerar una obra de la generación del
27